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Mordiéndonos damos salida a la ansiedad, pero no tenemos que dejar que esto llegue a ser una situación crónica, tenemos que aprender a dominar nuestros nervios y aprender tanto a respirar como a relajarnos, ya que mordernos las uñas de una manera continuada puede dañar nuestra salud.
Las uñas no están en nuestros dedos para hacer bonito, aunque favorecen mucho y más si las cuidamos bien, son nuestras herramientas y nos facilitan muchas tareas cotidianas como coger objetos o abrir botes. El día que nos cortamos las uñas de más estas acciones se nos hacen más complicadas, así que imaginad si no las tuviésemos, que puede llegar a ser uno de los resultados de comérselas, la pérdida total de las uñas.
Entre las alteraciones que nos podemos provocar, destacamos las siguientes:
1º.- Dientes. Con este repetitivo gesto los dientes se desgastan y las encías se retraen. Además, las propias uñas se debilitan y pueden crecer deformadas. Los dientes también constituyen un elemento muy importante para hablar y para comer, no los podemos perder.
2º.- Infecciones. En muchas ocasiones un problema de aftas bucales, cándidao herpes es debido a morderse las uñas porque no nos damos cuenta de la suciedad que puede haber en ellas.
3º.- Adictivo. Es muy difícil abandonar esta costumbre pero una buena técnica para lograrlo consiste en pintar las uñas de un color oscuropara que, al verlas, recuerdes tu objetivo de olvidarte de este hábito. También puedes masticar una raíz de regalizcuando te asalte la ansiedad y así preservar nuestro cuerpo.

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