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miércoles, 27 de junio de 2012

“La ruta 26, una responsabilidad muy grande”


La unidad de Francisco Javier Puga, chofer con 13 años de experiencia
Por: Alejandro Echartea

“En
 el muelle de San Blas”, la nostálgica canción del grupo de rock ‘Maná’ suena a buen volumen en la unidad 315. Abordo, el pasaje parece ajeno a la triste melodía ensimismados todos en sus propios asuntos: una señora llama por celular, una pareja chismea trivialidades del trabajo, los estudiantes  con cara de fastidio por un día más de clases… el chofer sin embargo se da sus mañas para burlar el tráfico y avanzar entre semáforo y semáforo por la calzada Luis Caballero.



De manera fortuita subo al primer microbús que hace alto en el paradero de Soriana Tamatán, rápido busco asiento al fondo y me acomodo junto a una señora quien aparenta ir dormida apoyada su cabeza junto al vidrio pero con la maestría de no dejar caer sus muchas bolsas del mandado. En un retorcido recorrido el microbús se interna en las colonias Luis Quintero, Américo Villarreal, Alberto Carrera, La Esperanza, Bethel y roza la Tomás Yarrington, para terminar en la calle Álvaro Pérez y Pérez con Salvador Gil Acuña de la colonia Simón Torres. La 315 llega casi vacía a su terminal a no ser por el chofer y el que esto narra. De ella baja el operador para reportarse con el checador.

Chofer de 13 años de experiencia es Francisco Javier Puga Zapata, “empecé a los 18 años de edad”, relata con la timidez habitual del inicio de la entrevista, “me han dejado una experiencia muy buena porque pues todos los días nos levantamos con la idea de hacer dinero –de trabajar muy duro- y a veces me ha tocado ver –incluso en mí- accidentes y son experiencias que te da la vida, ves que atropellan a alguien y eso tú te lo grabas de manera que digas eso no me va a pasar a mí”.

Ya en confianza el trabajador de la ruta 26 ‘Simón Torres-Central’  enfatiza lo que para él significa su oficio, “es una responsabilidad muy grande porque cargamos gente, mucha gente se enoja por que dicen ‘no llevas vacas’ pero no es eso, es el tiempo”. Francisco Javier enfatiza que si a veces los choferes de los micros manejan de manera tan agresiva es porque tienen que ir contra reloj y que de no ser por esto conducirían de otra manera, ¿entonces para ustedes sería mejor trabajar sin las presiones del reloj?, “esa pregunta sí es buena porque si dijeras ‘si me quitan el tiempo’ pues ya no hago nada porque mi compañero se me va a ‘bañar’ podría decirse”.

“En la Ruta 26 entramos a las 5:30 de la mañana y lo que es en el transcurso del día tenemos que salir como a las 9:30 o 10 de la noche a la última vuelta”, señala. La ruta sale de la colonia Simón Torres y llega hasta la central para regresar sin pausas al lugar de salida, “la vuelta es de una hora a una hora y media, la diferencia son los puntos, tenemos puntos de revisión

vía satélite y en esos tenemos que pasar exactos”. Se trata de 13 puntos de checado los que exige la ruta para poder cumplir con los horarios y ofrecer un buen servicio a la ciudadanía. Sin embargo, por cada minuto que se llega atrasado a estos puntos de revisión existe una multa, “hay de cinco y diez pesos por minuto, es poco el minuto pero al porcentaje que nos dan es del 20%, por ejemplo, si te pasas 2 minutos de 10 pues ya perdiste tu sueldo, si la vuelta la diste de cien pesos pues ya ‘bailaste’”, del mismo modo en la ruta 26 se trabaja con el sistema de boletaje y barras contadoras de pasaje.

En un solo día se hacen 8 recorridos lo cual se traduce a 16 horas de trabajo al día y 12 horas continuas tras el volante, “trabajamos a un solo turno completo al día para que salga, si tu sueldo va a ser de 250 pesos –supongamos- pero si ya te pasaste 7 u 8 minutos te tienen que descontar, yo ahorita me pasé cinco minutos y me tumbaron 40 pesos, me iba a llevar 240 y ya nada más me voy a llevar 200”, revela de manera resignada.

Javier Puga Zapata consideró que el tráfico es su principal enemigo, “eso es una de las cosas que los patrones no ven, de repente que un choque, o un semáforo que está descompuesto o una marcha te altera tus tiempos y eso no nos lo valen, yo sé que la mayoría de la gente se queja de nosotros pero si la gente se pusiera en el lugar de nosotros…”, y explica, “yo me levanto temprano, me echo un baño, me vengo almorzado y a trabajar, yo vengo con la idea de llevarme unos 250 o algo más si se pudiera para la casa –libres- porque aquí almuerzas y comes y en lo que es comida se te van unos 80 pesos mas los minutos que te quitan y ¿qué te llevas?”.
                                               
El joven pero veterano chofer indica que en la ruta se trabajan entre cinco y seis días a la semana ya que los sábados y domingos se hacen relevos, entre semana laboran 15 unidades en la ruta las cuales salen de 7 a 9 minutos entre sí, “lo que quiero compartir con el público es que no nos echen la culpa de que nosotros somos los malos en el volante cuando también hay carros civiles que son los que muchas veces tienen la culpa, hacen que nosotros nos descontrolemos en lo que hacemos”, puntualizó.


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