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jueves, 8 de marzo de 2012

La “Barbie” Juárez; rompe barreras


Día de la mujer…
(Agencias)

Cuando
 sube al ring levanta el puño derecho, esboza una sonrisa. Los aficionados se le brindan, la aplauden y vitorean. Mariana Juárez tiembla de la emoción. La adrenalina está a tope. Suena la campana. Se le encienden los ojos a la boxeadora. Este es su momento de libertad, por el que ha luchado 14 años, por el que ha dado la vida. Nadie se lo puede arrebatar. Ella es dueña del cuadrilátero... De su destino.



La campeona mundial de peso mosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) cumple de nuevo, defiende a ultranza su título. Proclama su derecho a ser pugilista, en un país, donde el machismo todavía está arraigado en la sociedad. Sus puños, día a día, derribaron la muralla de la discriminación.

Mariana Juárez nació el 29 de enero de 1980 en Santa Úrsula, Coapa, en el Distrito Federal. El boxeo llegó a su vida de casualidad. Ella jugaba futbol, era lo que le gustaba. Un día quiso practicar levantamiento de pesas en un gimnasio cercano a su casa, fue allí donde conoció el pugilismo. A sus 18 años de edad comenzó a entrenarse. Hoy, Mariana es campeona y fue nombrada la Mejor Boxeadora del Año en 2011 por el CMB. El éxito del que goza actualmente lleva implícito un gran sacrificio.

El primer rival que Mariana tuvo que derrotar, posiblemente el más difícil, fue el machismo. Los comentarios misóginos en los gimnasios eran desmoralizadores. Se burlaban de ella. No era común ver que las mujeres se empeñaran en practicar boxeo. Pero Juárez no hizo caso a las palabras socarronas. Siguió con su entrenamiento. Lo único que ella deseaba era demostrar que podía hacerlo, que si le daban la oportunidad sería capaz de competir arriba de la lona contra cualquier hombre.

"De repente comenzaba a escuchar en el gimnasio a hombres que decían que las mujeres debían estar en la cocina o realizando quehacer en la casa. No aceptaban que las mujeres estuvieran en los gimnasios de boxeo. Tuve que aguantar sus comentarios y demostrar que yo era una boxeadora más", comentó Mariana, quien incluso tuvo que soportar el maltrato físico de algunos

sparrings que deseaban convencerla de que el deporte de los puños no era para las damas.

"Los sparrings no nos tenían compasión, porque éramos mujeres, al contrario, algunas ocasiones hasta nos pegaban más duro para provocar que renunciáramos, para obligarnos a abandonar los entrenamientos, pero no. Allí estuvimos, eso nos dio más valor y coraje para no darnos por vencidas", relató la monarca peso mosca del CMB, quien tan sólo tuvo un palmarés de tres peleas en el terreno amateur antes de ser profesional, el 22 de mayo 1998, cuando noqueó en el segundo round a Virginia Esparza. Allí inició su trayectoria.

A Juárez le apodan La Barbie, un mote que no le agradó inicialmente, pues "no se me hacía adecuado para una boxeadora". Su sobrenombre surgió la noche del 31 de julio de 1999, durante una función de boxeo en Cancún, Quintana Roo, en la que Mariana enfrentaba a María Durán. Recuerda Juárez que la porra de la rival gritaba: "¡Pégale a esa muñeca fea!". Entonces, unos turistas al ver que se referían a Mariana, respondieron con una ovación para "¡Barbie, Barbie...!". Así fue como surgió La Barbie Juárez.

Una pelea pendiente
Mariana pudo superar la barrera de la discriminación de género al boxear, pero le falta librar una batalla más: la igualdad de salarios.

Las boxeadoras que defienden sus cinturones tienen bolsas garantizadas hasta de 100 mil dólares, mientras que los hombres 1.2 millones.

"Vamos a terminar derrumbando esa barrera también, porque será algo inevitable. Espero verlo pronto, antes que me retire", se ilusiona Mariana, en busca de justicia.

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